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miércoles, 28 de noviembre de 2007

Día del Marino Mercante

Fuente: Nuestromar

(NM) Con distintas ceremonias y encuentros se conmemoró ayer el “Día del Marino Mercante”.

(NM) El acto principal se llevó a cabo en horas de la mañana, en el histórico predio del Templo de Santo Domingo, en el barrio porteño de Monserrat.

Al pie del mausoleo que guarda los restos de Don Manuel Belgrano, creador de la Escuela Nacional de Náutica, se dieron cita para honrarlo los hombres y mujeres de distintos sectores de la comunidad marítima argentina.

Fue este notable hombre, arquetipo y hacedor de la gesta de Mayo - y uno de los padres de la Patria-, quien desde su función de Secretario del Consulado propició con su clara visión y férrea voluntad la creación de la “Escuela de Náutica”, que lleva hoy con orgullo su nombre.

No extraña pues que la fecha de apertura oficial de aquel instituto de formación de oficiales de ultramar, un 25 de noviembre de 1799, haya sido la oportunamente escogida para celebrar el Día de nuestros Marinos Mercantes.

La recordación de ayer, se completó con la celebración de una misa en la tradicional Basílica. Especialmente presente en el espíritu y la memoria de todos los presentes, estuvo sin dudas la figura del muy apreciado Capitán de Ultramar Armando Luis Grosso, Director de la Escuela Nacional de Náutica recientemente fallecido.

No es ésta la única adversidad que empalidece hoy el marco de la celebración del Día del Marino Mercante.

A la persistente indefinición gubernamental en materia de políticas que permitan remontar clara y seriamente la penosa situación de nuestra flota de bandera, se suma el caprichoso e innecesariamente apresurado desalojo de la Escuela Nacional de Náutica, incumpliéndose con desparpajo las garantías de una transición digna y ordenada.

No faltarán, a pesar de tal desprecio, hombres y mujeres con vocación de mar dispuestos a superar infortunios, y a conjugar la legítima aspiración belgraniana de ejercer una profesión “honrosa y lucrativa” con el deseo de servir a la Nación. Como lo hicieran, sin reparos, los muchos bravos Marinos Mercantes que lo dieron todo en la fiera lucha por Malvinas.

Una antigua tradición de la marina rusa, aprendida en algún grato momento de camaradería marinera, consiste en ofrecer siempre sus brindis – duros de seguir por cierto para nuestros estándares – en honor de “todos los marinos que están en este momento en el mar, cumpliendo con sus tareas”.

Quienes hacemos NUESTROMAR, y haciéndonos eco de tan grata tradición, levantamos simbólicamente una copa en este día, para recordar y reconocer a los Marinos Mercantes argentinos, renovando votos y esfuerzos para alcanzar algún día no muy lejano el anhelado deseo de saberlos cobijados desde el mástil de sus mercantes, por la celeste y blanca que Belgrano nos legó.

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