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jueves, 21 de febrero de 2008

Política de Estado para el turismo

Fuente: la Cronica de Hoy

El año pasado ingresaron al país 12 mil 900 millones de dólares por concepto de turismo. Es un dato duro del Banco de México. La cifra es fría, pero significa abatimiento de la pobreza, rescate de regiones deprimidas, arraigo de gente a sus comunidades, mantenimiento del patrimonio cultural, impulso a la infraestructura, fomento al desarrollo y, sobre todo, representa empleos. Casi dos millones y medio de personas tienen un trabajo vinculado al turismo, más los cientos de miles que no están registrados ante el IMSS, pero que se mantienen de lo que gastan los turistas extranjeros y nacionales.
Suele describirse al turismo como aliado incondicional del país. Por eso es justo y conveniente para todos ubicarlo en el lugar que le corresponde. El turismo merece una política de Estado, permanente, que esté más allá de las disputas partidistas de coyuntura, que rebase los reacomodos sexenales y la rotación de funcionarios. Una política de Estado que comprometa y coordine a los tres niveles de gobierno, justo como se hace en países que tienen el liderado mundial en esta actividad, como España y Francia.

Ley General
El turismo requiere de un marco legal que sea plataforma de lanzamiento y no fardo que obstaculice a la llamada industria sin chimeneas. Para hacer realidad una política de Estado para el turismo, se requiere que el Congreso incorpore a su agenda en el próximo periodo ordinario de sesiones el análisis y, en su caso, la aprobación de una nueva Ley General de Turismo, que tenga el respaldo de todas las fuerzas representadas en San Lázaro.
Se necesita un marco legal para establecer políticas públicas de largo plazo, que dirima con claridad las responsabilidades y dote de “dientes” a la Sectur, de manera que, como ha dicho Rodolfo Elizondo Torres, deje de ser espectador en decisiones trascendentales para la actividad, como la política de entrega de visas, la traza de carreteras o la construcción de aeropuertos, que si bien corresponde instrumentar a otras dependencias tienen impacto sobre la actividad turística, por lo que debe escucharse la voz de la Sectur antes de tomar las decisiones.
Es necesario que sea permanente, porque los proyectos de gran aliento tardan en madurar. Felipe Calderón se comprometió ante inversionistas del ramo a que en los próximos cinco años se transformará a México con nuevos puertos capaces de recibir más cruceros, autopistas más modernas que reduzcan los tiempos de traslado entre las ciudades y los centros turísticos y aeropuertos que permitan atender visitantes de los cinco continentes. Eso está bien, desde luego, pero cinco años son insuficientes, no podemos correr el riesgo de que la próxima administración tenga otra visión y arranque desde cero.
Es momento de que la comunidad turística del país se haga sentir en el Congreso de la Unión. Empresarios y trabajadores del ramo deben incrementar sus contactos con legisladores para agilizar la promulgación de la ley. Cada periodo de sesiones que pasa sin que se aborde el tema es una oportunidad perdida, es un punto a favor de destinos turísticos ubicados en otros países. De cara a la nueva ley procede organizar conferencias, cursos, congresos, concursos, invitar a expertos internacionales, utilizar los tiempos oficiales. Se requiere, en suma, que el turismo sea protagonista del quehacer nacional.

Promoción
México tiene vocación turística. La naturaleza lo dotó de múltiples destinos de sol y playa e incontables sitios de belleza natural que le permiten jugar en las grandes ligas del turismo internacional. Para hacer diferencia a su favor, el país cuenta con una rica oferta cultural: sitios arqueológicos, ciudades coloniales, corporativos ultramodernos, hoteles para todos los presupuestos. Tiene una tradición gastronómica espléndida, salas de conciertos, teatros, cines, muesos, animada vida nocturna en los destinos de playa y, claro, gente cálida y dispuesta al servicio.
Para convencer, diría cautivar, a los posibles visitantes, es definitivo el desempeño de un organismo como el Consejo de Promoción Turística de México. Desde luego, nuestra ubicación geográfica nos conduce a enfocarnos en los mercados de Estados Unidos y Canadá, pero la diversidad es mejor estrategia. El turismo es un negocio colosal en el entorno internacional, por eso cada día la competencia se agudiza. Hay que presentar de manera continua nuevos productos y proporcionar sin excepción, en todos los casos, servicios de calidad mundial. Sí se puede.

jasaicamacho@yahoo.com

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