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miércoles, 5 de marzo de 2008

Empresa - Peor el remedio...

Se le agradece a Alberto Barranco el comentar sobre la Marina Mercante, pero seria bueno que se asesore mejor....

Fuente: El Universal
Empresa
Alberto Barranco

Peor el remedio…

Emprendida hace dos años una acción de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes para desmantelar el monopolio que representaba el Sindicato Nacional de Pilotos de Puertos vía la instalación de “la tienda de enfrente”, hete aquí que el remedio resultó peor que la enfermedad

Si para los usuarios el organismo encabezado por Fernando Ramírez resultaba una pesadilla ante el costo excesivo de los honorarios al cobijo del clásico lo-tomas-o-lo-dejas, ahora la voracidad apunta a un encarecimiento brutal de los servicios anexos.

Como usted sabe, de acuerdo con la ley cuando un barco mercante, crucero o trasbordador lleva proa hacia un puerto, está obligado a esperar en aguas profundas el arribo de un piloto que lo conduzca por los canales navegables que en el papel sólo él conoce.

El caso es que la tarifa de las lanchas que realizan el traslado de éstos alcanza el escándalo de 5 mil pesos… por cada 10 minutos.

Naturalmente, entre más grande sea el calado del navío, mayor la distancia.

Cuando despertaron los propietarios de las compañías navieras, pues, el monstruo seguía ahí.

Ahora que la sospecha de éstos es que el tendero de enfrente, la Asociación de Pilotos de Puertos que encabeza Rafael Elizondo Larriaga, mantiene como negocito alterno el alquiler de las lanchas, cuya tarifa normal es de 800 a mil 500 pesos… por ocho horas de travesía.

Dicho con todas las letras, o son de los pilotos o se mantienen bajo el cobijo de prestanombres.

Del tamaño del golpe habla la decisión de los propietarios de transbordadores tipo ferries de Cozumel de atracar para abasto de combustible sólo dos días de la semana… y de madrugada, cuando el tráfico es nulo.

El problema es que gran parte de la carga la constituyen combustibles para la Comisión Federal de Electricidad (CFE) o para Aeropuertos y Servicios Auxiliares (ASA), lo que está provocando graves problemas de abasto.

Del otro lado de la moneda, la manga ancha con que la autoridad permite operar a la Asociación de Pilotos de Puertos está frenando la llegada de cruceros a la isla, ubicada como la de mayor tráfico del mundo, en el escenario de una feroz competencia en el Caribe.

Ahora que más allá del paraíso del Caribe mexicano, el esquema que prohijó el supuesto remedio está afectando la llegada de cruceros a Puerto Vallarta y Mazatlán, además del tráfico de buques-tanque de petróleo a los puertos de dos Bocas y Coatzacoalcos.

De hecho, la posibilidad, dado el crecimiento del área de influencia de la Asociación de Pilotos de Puertos, habla de colocar el jaque de cara a las 11 navieras que escalan puertos mexicanos, con la novedad de que a juicio de la Alianza de Marina Mercante que encabeza el capitán de altura Víctor Rodríguez, la capacitación de los pilotos de puertos está dejando mucho que desear.

Si hasta hace cinco años ésta se realizaba vía barcos-escuela, hoy se hace con simuladores, es decir como jugar Nintendo.

La autoridad, léase Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), suprimió los navíos alegando un elevado costo… tal vez más alto que la certeza de seguridad.

“Se está apostando —dicen los marinos profesionales— a crear una peligrosa desestabilización con consecuencias muy graves para el país”.

Por lo pronto, en el colmo de la voracidad, la Asociación de Pilotos de Puertos le está exigiendo a las navieras pagos anticipados no sólo de sus honorarios, sino del alquiler de las lanchas.

Y por lo pronto, además, el servicio representa la cuarta parte de lo que paga un barco para ingresar a puerto, en un escenario en que las tarifas de las Administradoras Portuarias Integrales representan una sangría inadmisible.

Aunque en Veracruz y Altamira el servicio de pilotaje, lanchaje y amarre para un barco de 31 mil toneladas de registro bruto cuesta tres mil dólares, frente a los cinco mil de Houston, hete aquí que en España, concretamente en Valencia, el costo es de mil 100.

El panorama varía radicalmente en el terreno de los derechos de puerto, cuyo costo en México es tres veces más alto que en los puntos señalados. Mientras en Houston alcanza cuatro mil 600 dólares y en Valencia cuatro mil 500, en Veracruz llega a 12 mil y en Altamira a 12 mil 500.

Ahora que para barcos de calado menor, digamos 20 mil toneladas de registro bruto, el golpe es aún más pesado.

Mientras en Veracruz el costo total para entrar al puerto alcanza 22 mil 500 dólares, en Miami llega sólo a nueve mil 500; en Houston a 13 mil 500, y en Nueva Orleáns a 17 mil 500.

¿Cruzada por la competitividad de la SCT?

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