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miércoles, 14 de enero de 2009

Industria camaronera, de la bonanza al desplome

ROBERTO BARBOZA / CORRESPONSAL
Fuente: El Universal


FRONTERA, Tab.— Tras el emporio económico en torno a la captura y comercialización del camarón blanco del golfo de México, ahora en este puerto pesquero sólo quedan ruinas de lo que fue la flota de barcos, empresas empacadoras, muelles y una empobrecida población que dependía de la industria del preciado crustáceo.

Equivocadas acciones gubernamentales, incorrecto manejo administrativo de cooperativistas, constantes alzas en insumos, deficientes canales de comercialización del producto, reducción de la zona pesquera y el azolve del canal de acceso al puerto, destacan entre los múltiples factores que llevó de la bonanza al desplome a la industria camaronera de Tabasco.

La puntilla a esta actividad se la dio la labor que Petróleos Mexicanos (Pemex) desarrolla en el golfo de México; además de prácticamente prohibir realizar su trabajo a los pescadores, la paraestatal incluso les pagó un millón de pesos por la entrega de cada permiso con la condición de destruir o hundir sus barcos.

Viejos ex cooperativistas, ex propietarios particulares de barcos y ex directivos de empresas comercializadoras recuerdan el desarrollo económico que vivió esta comunidad, hasta llegar a su debacle, con una población hoy postrada en el desempleo al desaparecer las fuentes de trabajo que giraban alrededor de la pesca.

Miguel Paz Estañol, ex gerente de la empresa Complejo Pesquerol, narra que en los años 60, 70 y 80 fue la época del auge camaronícola. El producto se exportaba en avión, barcos y tráileres a diversos mercados, dice.

En los muelles atracaba una flota de hasta 100 grandes barcos camaroneros y otro centenar de navíos chicos.

Puerto fantasma

Hoy, en el muelle pesquero local, sólo había cinco camaroneros —dos con más de un año atracados por averías—, pero todos de otras entidades.

La actividad casi se paralizó en el puerto con el cierre de congeladoras, astilleros, varaderos, fábricas de hielo, talleres mecánicos de motores de barcos, ferreterías y refaccionarias, y otros giros.

Jorge del Carmen Montejo Cabrera, ex cooperativista, relata que por 25 años vivió en un barco, mas al desaparecer la flota mayor pasó a la pesca de escama en una lancha con motor fuera de borda.

El viejo pescador, quien desde hace cinco año acude a un estero en pos de la especie denominada cinta, a bordo de una “chalupita”, recuerda que en la “época dorada , salían 12 días con los barcos y frente a la costa tabasqueña capturaban hasta dos toneladas de camarón.

Tras casi una vida sin problemas, Montejo Cabrera y otros 10 pescadores tuvieron que comprar lanchas para seguir vigentes. Pero desde hace cinco años han solicitado la autorización de la oficina local de Semarnat, sin resultados, lo que les impide obtener apoyos de programas destinados al sector, además de que son objeto de “chantajes” de los inspectores de esas oficinas por carecer del permiso oficial para pescar.

La Administración Portuaria Integral (API) de Frontera determinó no cobrarle a los barcos pesqueros y camaroneros de otras entidades que utilicen el muelle, pero son pocas las embarcaciones que atracan aquí. Aquiles Reyes Quiroz, director de la API, explicó que el propósito es que las naves generen un pequeña derrama económica y empleos para la comunidad.

El presidente de la Federación de Sociedades Cooperativas de Producción Pesquera y Acuícola del municipio de Centla, Isidro Pérez Martínez, lamentó el incremento de las operaciones de Pemex en costas de Tabasco y Campeche, y el Programa de Retiro Voluntario, donde el dueño del barco se lo vende a la paraestatal, con el permiso de pesca, para destruirlo y acabar con la flota mayor.

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