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domingo, 29 de marzo de 2009

Fracasó un experimento polémico que sembró hierro cerca de aguas argentinas

Pretendían frenar el cambio climático. Un microorganismo alteró los planes.
Por: Marcelo Bellucci
Fuente: Clarín
El polémico experimento llevado a cabo por un grupo de científicos de India y Alemania en el Océano Atlántico, cerca de aguas argentinas, no obtuvo los resultados esperados. La idea original fue sembrar unas 20 toneladas de sulfato de hierro en el mar para reducir el calentamiento global a un bajo costo.

El proyecto LOHAFEX, que procuraba estimular con ese hierro la pronta reproducción del fitoplancton en una extensión marina de 300 kilómetros cuadrados, en las proximidades de la Antártida, comenzó a fines de enero y concluyó en estos días. Este método de fertilización oceánica, que despertó gran controversia en el ámbito científico, fue una enorme decepción, reconocida incluso por los propios tripulantes de la expedición. Según explicó Victor Smetacek, del Instituto Alfred Wegener en Bremerhave y quien fuera uno de los responsables de la prueba "Se especuló que mediante este procedimiento sería posible remover el exceso de dióxido de carbono de la atmósfera. Pero los resultados nos mostraron que la absorción de CO2 fue insignificante".

Luego de verter las limaduras de hierro prácticamente en las aguas argentinas, los investigadores a bordo del buque oceanográfico Polarstern, notaron un marcado incremento en las algas microscópicas. Pero a las pocas semanas este excedente fue aprovechado por los copépodos, diminutos crustáceos de cuerpo transparente, quienes a su vez, fueron devorados por los anfípodos, especie muy similar a la larva del camarón. Todos estos sucesos derivaron en una absorción de dióxido de carbono inferior a la que estimaban los científicos.

Sobre las posibles consecuencias que pudo haber acarreado este ensayo, Gustavo Lovrich, biólogo marino del Centro Austral de Investigaciones Científicas (CADIC-Conicet) sostiene "al elegir un lugar de bajo impacto, en el medio del océano Atlántico, es difícil que queden huellas a nivel regional o global. Esto es similar a un fallo de laboratorio, aunque a gran escala". Y agrega "al no existir una productividad animal-vegetal en la zona, la trama trófica no va a prosperar en el tiempo y los detritos van a llegar al fondo del mar, parcialmente degradados por las bacterias, quienes también tienen una vida corta". Menos optimista, Diego Moreno, Director de Conservación de la Fundación Vida Silvestre Argentina, ilustra "Los resultados pueden ser tan riesgosos como inciertos. Esta clase de ensayo tiene que hacerse a una escala reducida y en entornos menos sensibles. Todo es muy impredecible y no está claro como va a responder un ambiente natural".

Otras indagaciones realizadas con anterioridad han revelado que el hierro motivó un crecimiento de diatomeas, una clase de algas unicelulares y microscópicas, con una capa protectora de sílice.

Sin embargo, en la franja marítima donde se desarrolló el proyecto LOHAFEX, la población de diatomeas no aumentó, debido a que el agua de la región evidenciaba una reducción de ácido silícico, una sustancia que posteriormente se convierte en sílice.

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