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lunes, 10 de agosto de 2009

El hundimiento del Lusitania

Historias Extraordinarias
Edmundo Domínguez Aragonés
El hundimiento del Lusitania
Fuente: El Sol de México

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* Tantos muertos como en el Titanic

De los dos mil 227 seres que iban a bordo del trasatlántico Titanic, entre pasajeros y tripulación, que se hundió el 12 de abril de 1912, tras que su casco fue cortado a filo por el hielo de un iceberg, perecieron mil 523.

Tres años después, el 7 de mayo de 1915, el trasatlántico británico Lusitania, que con su gemelo el Mauretania era el barco más grande del mundo, fue hundido tras recibir el impacto de un torpedo de submarino alemán.

A bordo iban dos mil pasajeros y 800 tripulantes. Las víctimas fueron en total mil 198, 124 de las cuales eran norteamericanas. Murieron 785 pasajeros: 291 mujeres y 94 niños y 413 tripulantes. La mujer embarazada que había parido a bordo, murió junto con el recién nacido.

A bordo iban dos familias de mexicanos, que salvaron la vida.

La tragedia fue una acción de guerra.

* Las advertencias

En la prensa inglesa se advirtió a los alemanes que pensaban viajar en el Lusitania: "Desistan de su propósito y cancelen sus reservaciones, ya que todo barco perteneciente a un país enemigo que entre en aguas de la zona de guerra se expone a ser atacado".

Además, se prevenía a los gobiernos neutrales de "que no deberán permitir que sus tripulaciones, pasajeros o mercancías utilicen esos barcos".

La Embajada alemana en Washington hizo publicar en los periódicos norteamericanos un aviso que advertía: "A los viajeros que proyecten embarcarse en una travesía por el Atlántico, se les recuerda que existe estado de guerra entre Alemania y Gran Bretaña, y los barcos de bandera británicas pueden ser destruidos.

"Los pasajeros que viajen por la zona de guerra en barcos de la Gran Bretaña o de sus países aliados, lo harán bajo su propia responsabilidad".

A pesar de las advertencias, 188 estadunidenses reservaron pasajes a bordo del Lusitania. Alemanes residentes en Estados Unidos, ninguno.

* El Lusitania

Fue construido en los astilleros John Brown, Clide de Escocia. El nombre corresponde al ayudante y favorito de la reina Victoria I, de Inglaterra, que era escocés.

Se botó el 7 de junio de 1906, concluyendo el alistamiento el 7 de septiembre de 1907.

El 7 de mayo de 1915 fue hundido en la costa meridional de Irlanda, a 10 millas de la costa.

A las 2:11 de la tarde recibió el impacto de un torpedo alemán disparado por el submarino U-20, al mando del capitán Walter Schwieger.

El Lusitania desplazaba 31 mil 550 toneladas de arqueo bruto; la eslora era de 241 metros y la manga de 26 metros ocho centímetros y un calado de 11 metros.

Su planta motriz estaba compuesta por cuatro turbinas, que eran alimentadas por 25 calderas con un total de 129 hogares. El consumo diario de carbón era de mil toneladas a una velocidad de 25 nudos.

Era rápido, pero "muy vulnerable ante el fuego enemigo". Consumía demasiado carbón para la economía nacional en una guerra de desgaste.

Estaba bien equipado con salvavidas. Tenía 119 compartimentos estancos controlados desde el puente.

Fue proyectado con el objetivo de ganar la Cinta Azul, condecoración reservada al barco que cruzaba el Atlántico en menos tiempo y dos líneas alemanas se habían repartido el trofeo anual desde 1897.

El Titanic iba también en pos de la presea.

La construcción del trasatlántico fue subvencionada por el almirantazgo británico mediante acuerdos secretos con la línea Cunrad, que no fueron revelados hasta muchos años después.

Estaba capacitado para transportar con gran lujo a mil 300 pasajeros y a los 900 tripulantes.

En su último viaje de Nueva York a Liverpool llevaba a bordo dos mil pasajeros y 800 tripulantes.

* Los protagonistas

El capitán William Tumer, apodado Bowler Bill, Bill "El Lanzador", iba a realizar su primer viaje a cargo de Lusitania. Tenía largos años de experiencia en la misma ruta y provenía directamente del mando del gemelo Mauretania.

El comandante Walter Schwieger estaba al mando del submarino U-20 y había permanecido en el mar desde el 30 de abril anterior y viajaba de regreso a su base, en Wilhelmshaven y fue el primero en avistar el barco.

Al principio "no reconocí al trasatlántico y sólo pude apreciarlo y describirlo como un bosque de mástiles y chimeneas".

* La prensa

El primero de mayo de 1915, cuando zarpó el Lusitania, el muelle de Nueva York estaba más lleno que de ordinario de periodistas, fotógrafos y curiosos.

El interés se había avivado por la nota aparecida en los periódicos de la mañana, que advertían a los viajeros del Atlántico que los barcos británicos y aliados que partieran de los Estados Unidos estaban "expuestos a ser atacados si entraban en la zona de guerra europea".

La noticia había sido publicada a cargo de la Embajada de Alemania y en algunos periódicos aparecía al lado de una lista de las fechas de partida de los barcos de la línea Cunrad, que incluía el anuncio muy destacado, de la partida del Lusitania: "El mayor y más rápido de los vapores que hacen actualmente la travesía del Atlántico".

Los periodistas, atendiendo a su tarea, llegaron a la conclusión obvia: "El Lusitania está predestinado a ser víctima de alguna patrulla de submarinos alemanes".

El rumor era tan intenso que en el momento de la partida muchos pasajeros recibieron telegramas anónimos instándolos a cancelar sus pasaje.

Casi ninguno hizo caso de las advertencias y se embarcó "alegre y confiadamente en aquel monumental y veloz navío".

* El hundimiento

Schwieger, que en el primer momento no reconoció al trasatlántico y lo describió como "un bosque de mástiles y chimeneas", advirtió que el Lusitania, cuando se acercaba a la punta de Kinsale, cambió su rumbo.

En su testimonio, el capitán Schwieger anota: "A partir de ese momento se dirigió en línea recta hacia nosotros, no podía haber elegido rumbo más perfecto si hubiera tratado deliberadamente de ofrecernos un blanco.

"El buque era atacable a tenor de las instrucciones que habían recibido los submarinos alemanes, después de la declaración del almirantazgo sobre la guerra submarina sin restricciones, dentro de la zona que la nota oficial delimitaba.

"Cuando el barco se hubo acercado a solamente 365 metros, ordené que se disparara el torpedo".

A las 2:11 de la tarde del 7 de mayo de 1915, el Lusitania recibió el impacto del torpedo y 18 minutos más tarde se hundió.

* El capitán Tumer

Tenía largos años de experiencia en la misma ruta y provenía directamente del mando del buque gemelo El Mauritania, y en el arriesgado momento del ataque había abandonado el puente hasta que divisó la estela del torpedo.

Sobrevivió al hundimiento y aportó importante información para esclarecer los hechos:

"Al llegar a la altura del cabo Fastnet, adopté las precauciones habituales al entrar en una zona peligrosa, como fue la de alistar los botes para ser rápidamente arriados, doblar el servicio de serviolas y mantener constante comunicación radiotelegráfica con las estaciones costeras".

A pesar de las órdenes recibidas por vía radioeléctrica y de los múltiples avisos sobre la presencia de submarinos alemanes en la zona, el capitán Tumer con ánimo de recalar en Liverpool dos horas antes de la pleamar, ordenó reducir la velocidad de 27 a 25 nudos, velocidad que tuvo que ser aminorada más tarde a causa de la niebla hasta hacerla bajar a 15 nudos.

En los hechos, Tumer ignoró las instrucciones que el almirantazgo había cursado el 16 de abril recomendando navegar en zig-zag en zonas de peligro de ataque submarino.

Técnicamente, el Lusitania por su gran velocidad podía imposibilitar que los submarinos en inmersión pudieran centrarse correctamente en el blanco para lanzar los torpedos.

Las declaraciones posteriores del capitán Tumer confirmaron que todos los avisos de peligro habían sido debidamente recibidos a bordo.

El dictamen de la comisión posterior de investigación fue muy desfavorable respecto a la actuación de Tumer.

* Los pasajeros sabían que el Lusitania sería hundido

Esta fue una declaración de un miembro de la Embajada alemana en EU: "Nadie puede reprocharle al Gobierno Imperial Alemán el hundimiento porque los pasajeros sabían que era inevitable su destrucción. Un hundimiento justificado por las municiones que transportaba. No somos culpables de que estas personas quisieran suicidarse", dijo defendiendo el derecho legal y moral del ataque.

Tras la tragedia y las reacciones en contra, Alemania dio a sus submarinos instrucciones más humanitarias para el tratamiento de las tripulaciones de los mercantes atacados.

A pesar de estas normas, en 1916 resultaron hundidas una media al mes de 192 mil toneladas, superando la media del año anterior de 113 mil toneladas.

En los hechos, en la declaración de la carga del Lusitania no figuraban las más de cuatro mil cajas de municiones, destinadas a "contribuir al esfuerzo de guerra de los aliados".

La cantidad transportada de municiones de fusil y de cañón reconocidas por Winston Churchill era de 173.

Otras fuentes estiman que la cantidad de armamento era mucho mayor.

* Las especulaciones

El Frankfurter Zeitung, de Berlín, describió el hundimiento como "un extraordinario éxito" de la Marina alemana.

The New York Times y The Times, de Londres, describieron a los alemanes como "asesinos y piratas que atacan a personas inocentes e indefensas, sin miedo a las represalias".

En algunos medios estadunidenses casi se aseguró que "el torpedo que destruyó a Lusitania fue el principal causante de que Estados Unidos entrase en la guerra".

Por su parte, en el entorno de la campaña dirigida a este fin, el Foreing Office hizo reproducir las medallas conmemorativas acuñadas, según se dijo, por el Gobierno alemán y las distribuyó en el país y en el extranjero para mostrar que "el enemigo aprueba estas prácticas diabólicas".

The Times dedicó un editorial a los "indecisos e indiferentes" que ignoraban "la odiosa política de brutalidad indiscriminada que ha colocado a toda la raza germánica al margen de la humanidad y que el único medio para restablecer la paz en el mundo y destruir la brutal amenaza alemana, es llevar la guerra a todo lo largo y ancho de Alemania".

Entretanto, Estados Unidos se mantuvo neutral durante dos años más, preocupado el Gobierno por la oferta alemana de "ayudar a México a recuperar Nuevo México", propuesta que fue ponderada por el entonces presidente Venustiano Carranza, ya que en México existía simpatía popular hacia Alemania y el tradicional repudio de los mexicanos hacia los gringos.

El 10 de febrero de 1917, México, que se declaró neutral desde el principio de la contienda, formuló un llamado a los países neutrales de América: "Para emprender juntos una acción de convencimiento cerca de los gobiernos beligerantes y en pro de la paz. De no lograrse tal propósito, nuestro país propone no suministrar recurso alguno a las naciones en guerra y a negarse a comerciar con ellas".

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