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viernes, 4 de septiembre de 2009

Naval Gijón empieza a ser chatarra

Fuente: LNE
J. M. CEINOS

Sopletes y grúas comenzaron ayer con la tarea de iniciar el desmantelamiento de las instalaciones del astillero Naval Gijón (Nagisa). Así se pone punto final a la historia de una empresa que nació en diciembre de 1984, en plena reconversión del sector naval español, con la fusión de las empresas Marítima del Musel y Dique Duro Felguera, como operación político-económica auspiciada por el entonces Gobierno de Asturias para tratar de preservar el sector en la bahía de Gijón. Un final entre chatarra.

Pero el epílogo de Naval Gijón es también el del primer astillero de importancia industrial que se creó en la ciudad. Como publicó el diario «El Noroeste» en un número extraordinario el 15 de agosto de 1897, el Dique, como popularmente se llamó siempre al astillero de El Natahoyo, era entonces la fábrica de maquinaria, fundición y dique seco de Cifuentes, Stoldtz y Compañía: «La fábrica de construcción de maquinaria y calderas de vapor que desde el año 1855 hasta 1888 era propiedad del señor don Anselmo Cifuentes se constituyó en sociedad bajo la razón social de Cifuentes, Stoldtz y C.ª, trasladándose en aquella fecha a El Natahoyo, en donde, inmediato a los nuevos talleres, construyeron un Dique seco para la reparación de buques (...) En el Dique, cuyas dimensiones son de 74 metros de largo interior y 14 metros de ancho, se han llevado a cabo reparaciones de importancia (...) El vapor de mayor porte que entró hasta el día en él ha sido el "Carmen", de los señores Melitón González y Compañía, que carga 1.300 toneladas».

Durante todo este mes de septiembre, los operarios de la empresa Montur, con sede social en Burgos y técnica en Gijón, desmontarán las cuatro grúas del astillero: dos serán achatarradas y se venderán al mejor postor, según contó ayer Antonio López, responsable de recursos humanos de Naval Gijón, y las otras dos, las que están en mejor estado, se trasladarán por mar, en una pontona, hasta Pasajes (Guipúzcoa), donde seguirán en activo en la construcción naval.

Las dos grúas (una de 20 toneladas y la otra de 40) fueron adquiridas por Astilleros Zamakona, con sede en Santurce, una empresa que, además de su tradicional especialización en la construcción de remolcadores, atrae también pedidos de la industria petrolera para buques «supply».

La primera grúa en «caer» ayer es una de las dos de 20 toneladas de Naval Gijón (las otras dos son de 40 toneladas). Su destino será la chatarra, como otra de 40 toneladas. Para el País Vasco se irán las dos que están más alejadas de la calle de Mariano Pola. «Las llevaremos desmontadas en dos partes: la parte giratoria de arriba con la pluma y la de las patas», explicó Juan Carracedo, al mando de la cuadrilla de la empresa Montur encargada de la operación de desmontaje.

Además de una larga historia siendo la principal fuerza elevadora del astillero, las grúas de Naval Gijón también fueron actores de primera fila en las protestas laborales de la plantilla. De ellas se valieron los trabajadores del astillero para cortar varios días, en noviembre de 1988, la calle de Mariano Pola, y con ello la principal arteria de comunicación de la ciudad con sus barrios del Oeste, lo que se repitió en julio de 1995.

Con una de las cuatro grúas también elevaron al cielo de El Natahoyo los trabajadores de Nagisa el automóvil del empresario Victoriano Sayalero, cuando llegó a las instalaciones navales para hacerse cargo de la empresa, a mediados de la década de los años noventa del siglo pasado. Al final desistió. Y en una grúa permanecieron encerrados hace pocos meses varios prejubilados para reclamar plenas garantías en el proceso de su liquidación de la plantilla.

De finiquitar el astillero se ocupan sus últimos seis trabajadores, en labores administrativas, que incluyen, indica el responsable de recursos humanos, «poner en orden y preservar el archivo», de gran importancia para la historia de la construcción naval en Gijón y en Asturias.

Desde Naval Gijón, desveló ayer Antonio López, «se pone a disposición del Ayuntamiento algún objeto que pueda servir para el recuerdo del astillero». De hecho, las instalaciones del astillero ya recibieron la visita, hace días, de representantes de la asociación para la conservación del patrimonio industrial Incuna, que preside Miguel Ángel Álvarez Areces (hermano del presidente del Gobierno de Asturias). «Mostraron interés en una fragua y en una grúa puente», afirmó el responsable de recursos humanos de la empresa, que, aunque cesó su actividad productiva, sigue siendo, insiste Antonio López, «una entidad jurídica».

Desde el Ayuntamiento, el concejal Jesús Montes Estrada (IU-BA-LV), que trabajó en Naval Gijón, recogió ayer el ofrecimiento de la empresa y aseguró que «en aquellos terrenos industriales, que deben seguir siendo industriales, hay que articular algún tipo de vestigio que recuerde al astillero». Por ello, el tercer teniente de alcalde aseguró que «lo comentaré con la Alcaldesa para ver lo que hacemos».

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