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miércoles, 7 de octubre de 2009

Ocho atuneros embarcarán ex militares británicos en unos días para protegerse

Fuente: Diario Vasco
Las cuatro compañías vascas de la flota española del Índico ya no pueden esperar más, después de que el secuestro del Alakrana ha agudizado la inseguridad y ha obligado a abandonar los caladeros. Han decidido embarcar ex soldados extranjeros de elite -contratados por empresas privadas- esta misma semana. Es algo prohibido por el Gobierno español, que se niega a dotarles de militares, como ha hecho Francia, y sólo autoriza vigilantes de seguridad con un fusil, pero que es posible en los buques con bandera de Seychelles que poseen estas empresas. Todas tienen alguno y, en total, serán ocho los atuneros que empezarán a zarpar a partir del viernes del puerto de Victoria, capital del archipiélago, con el nuevo personal de seguridad a bordo. De este modo faenarán en igualdad de condiciones y con la misma tranquilidad que la flota gala, que dispone desde julio de cuatro militares en cada barco.

Los atuneros vascos que contarán también con cuatro soldados, pero de fortuna, son los tres Intertuna, de la compañía Albacora; el Artza, de Atunsa; el Txori Aundi, de Pevaeche -la empresa del Playa de Bakio, secuestrado el año pasado- y, por último, el Erroxape, el Demiku y el Xixili, de Echebastar, propietaria del Alakrana. El coste, unos 24.000 euros al mes por barco, corre a cargo de las cuatro compañías, todas con sede en Bermeo y en principio se ha acordado un periodo de prueba para ver el resultado. Los primeros en zarpar con hombres armados a bordo serán el Intertuna Uno e Intertuna Dos, porque ya están en el muelle desde hace unos días. Luego, según vayan volviendo los demás, se irán uniendo al dispositivo. Hoy mismo, por ejemplo, regresa otro barco que debe reparar la red y otros están adelantando el retorno a puerto para poder contar con protección cuanto antes.

Ésta es la decisión drástica a la que ha llevado el secuestro del Alakrana, que hoy entra en su sexto día sin ninguna noticia del buque. El atunero fue capturado el pasado día 2 con 36 personas a bordo, entre ellos ocho gallegos y ocho vascos. Según confirmaron a última hora de ayer fuentes de Defensa, el barco sigue fondeado en el mismo lugar, a la vista de la costa somalí de Haradhere, vigilado de cerca por la fragata española Canarias y la Germinal, francesa.

El secuestro ha obligado a la flota a alejarse de los caladeros hacia el Este justo en el peor momento, cuando empiezan los dos mejores meses del año para la pesca del atún, octubre y noviembre. Es la última oportunidad de arreglar un año malo y la premura ha empujado a las compañías a optar por la seguridad privada paramilitar. No serán meros agentes de seguridad sino ex militares de varios países, contratados por agencias internacionales especializadas, con todo tipo de armamento.

Malvinas y guerra del Golfo

El hombre que al que se han dirigido las atuneras es Roy Fonseka, un ciudadano de Seychelles, ex capitán de las fuerzas especiales británicas (SAS), que reside en la isla y dirige una empresa de seguridad. Fonseka, con experiencia en Irlanda del Norte, la guerra de las Malvinas y la guerra del Golfo, tiene contactos con ex miembros de cuerpos especiales y agencias internacionales de seguridad. Su empresa, fundada en 1993, se llama Pilgrims Security, igual que una conocida empresa paramilitar británica, pero portavoces de esta compañía, con sede en Surrey, negaron ayer cualquier relación en conversación telefónica. Los soldados contratados, que suelen ser británicos, israelíes, franceses o estadounidenses, llegarán durante la semana. No obstante, el armamento, que llegará el viernes a la isla, está gestionado por otro canal diferente.

Las empresas vascas estaban desde hace tiempo en conversaciones con el Gobierno de Seychelles, que el lunes anunció la autorización, tras una reunión con los responsables de la flota española. «La pesca es el principal recurso de nuestro país y los piratas son un grave problema, haremos todo lo posible para solucionarlo», declaró ayer un portavoz de la presidencia de la isla. Las autoridades de Seychelles, muy preocupadas por la bajada de negocio de la pesca, han debido afrontar además este año dos secuestros de ciudadanos de su país, con un total de diez rehenes, que se han alargado de tres a seis meses, por la falta de dinero para el rescate. En el propio Alakrana hay otro vecino de la isla. El Gobierno local, que apenas cuenta con dos barcos de patrulla muy antiguos, está firmando acuerdos de cooperación militar con China, Francia y EE UU, entre otros. De hecho, desde hace unas semanas ya aterrizan en la isla aviones especiales de reconocimiento sin piloto estadounidenses, cuya colaboración también puede ser útil en la resolución del secuestro del Alakrana.

El Gobierno español, por su parte, reiteró ayer que «hará todo lo que esté en sus manos» para liberar el pesquero y que ha «redoblado los esfuerzos» diplomáticos y militares, según dijo la vicepresidenta, María Teresa Fernández de la Vega. Entre los marineros españoles del puerto de Victoria, no obstante, lo más comentado sigue siendo el temor a represalias de los piratas por el arresto de dos de ellos el pasado sábado, y que esto complique aún más las negociaciones. Los dos detenidos, que fueron capturados por la fragata Canarias cuando huían a tierra con un bote, han sido reclamados de forma «urgente» por la Audiencia Nacional para ser juzgados. Han sido identificados como Abdu Willy y Raagegeesey, y el Estado Mayor de la Defensa comenzó ayer los trámites para trasladarlos a España. No obstante, la fragata se halla en estos momentos vigilando al Alakrana y Defensa admitió que será una tarea «compleja», pero tratará de hacer el traslado lo antes posible.

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