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jueves, 7 de enero de 2010

Juliana: el último astillero

Fuente: Nuestromar

Sin ninguna duda, la ampliación del puerto de El Musel hará indispensable conservar un moderno astillero para la construcción y el mantenimiento de nuevos y modernos buques.

En 1982 se inició en España el proceso de reconversión del sector naval, comenzando por los grandes astilleros y estableciéndose en 1982 cuotas de mercado que, aunque nunca se dijo públicamente, eran consecuencia de la entrada de España en la Unión Europea.

La reconversión, como es lógico, afectó a la construcción naval en Asturias, que por aquellas fechas tenía los siguientes astilleros:
En Figueras, Astilleros Gondán, S. A.; en Navia, Astilleros Armón, S. A.; en Avilés, Astilleros Ojeda y Aniceto, S. C.; en Gijón, Astilleros del Cantábrico y Riera (dos factorías), S. M. Duro Felguera, S. A., Marítima del Musel, S. A, y, por último, el único astillero público del conjunto: S. A. Juliana Constructora Gijonesa.

En Gijón, en el año 1984, suceden dos acontecimientos importantes: la desaparición de las dos factorías de Astilleros Cantábrico y Riera y la fusión de Marítima del Musel con Duro Felguera, lo que dio lugar al astillero denominado Naval Gijón, S. A., que queda junto con Juliana como los dos únicos astilleros presentes en la bahía.

Tras veintisiete años de continuas reconversiones, con disminución constante de plantillas y graves problemas financieros, nos encontramos en el presente año 2009 con el cierre del astillero privado Naval Gijón, S. A., y con el único en actividad, pero precaria: Factorías Juliana SAU, que había dejado de ser astillero público en el año 2006 al ser adquirido por Factorías Vulcano, S. A., de Vigo.

Vulcano aportó a Juliana una cartera de pedidos formada por tres buques sísmicos de alta complejidad, cartera que fue completada por el propio astillero con otro buque sísmico y un moderno buque cementero para un armador asturiano.

Tres de los cuatro sísmicos fueron trasladados del astillero gijonés al vigués, para su terminación, donde están teniendo grandes dificultades para su entrega. La gestión del cuarto está trasladada a Vulcano, pero los materiales siguen en Juliana.

El buque cementero se encuentra en avanzada fase de construcción, pero paralizada por el Concurso de Acreedores voluntario y el expediente de regulación y despido de la plantilla de Juliana, sin que sus administradores hayan dado muestras de implementar recursos y buscar soluciones para poder terminarlo en sus instalaciones. La terminación del cementero en Juliana es, a nuestro entender, posiblemente la única solución para intentar la continuidad del mismo.

Las experiencias tenidas en el difícil arranque de Naval Gijón, S. A. enseñaron que la inactividad muy prolongada de un astillero ocasiona el deterioro de sus instalaciones, la pérdida de la buena práctica de sus trabajadores y del contacto con el mercado de las nuevas construcciones, que, aunque muy reducido en estos momentos, tendrá un despertar al tiempo que la economía mundial inicie su recuperación. La bahía de Gijón no estará preparada entonces. Lo cual llevaría a la desaparición del astillero gijonés con sus 3.000 puestos de trabajo directos e inducidos.

Más aún, conocida es la intención de remolcar el buque a Santander (probablemente, no antes de mediados de febrero) para ser terminado por personal de un astillero que se dedica desde hace varios lustros solamente a reparaciones.

Sería imperdonable permitir la pérdida para la industria de la región de los profesionales de Ingeniería Naval y de otras muchas disciplinas que atesoran un alto conocimiento técnico en la construcción de buques de alto valor añadido, como quimiqueros, portacontenedores, hospitales, dragas, offshore y un largo etcétera, y que con el cierre de los dos astilleros ya se están viendo obligados a emigrar con sus conocimientos técnicos bien a otras regiones, bien a otro tipo de industria.

Sin ninguna duda, la ampliación del puerto de El Musel hará indispensable conservar un moderno astillero para la construcción y el mantenimiento de nuevos y modernos buques, industria ésta demandada por todo puerto que se precie y necesaria para que estos trabajos no se marchen a otras ciudades, con la consiguiente pérdida de riqueza.

Con todo ello, la Delegación Territorial de la Asociación de Ingenieros Navales y Oceánicos de España en Asturias considera que la administración concursal, la Dirección del astillero y los diversos organismos oficiales deberían realizar un estudio de las necesidades que posibiliten continuar con la vieja tradición naval de nuestra ciudad.

No se debe perder esta última oportunidad, pues, de ser así, este 2009 pasará a la historia como el año de la total desaparición de la industria naval en Gijón, que empezó en un lejano 1888 en que llegó a tener 7.000 puestos de trabajo directos e inducidos y que nos dio fama internacional como ciudad constructora de buques de muy alta calidad y tecnología.


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