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lunes, 8 de marzo de 2010

La Hija del Mar

Fuente: Noroeste
Escuela Náutica Mercante Capitán de Altura Antonio Gómez Maqueo

MAZATLÁN._ Una buena escuela de marinos mercantes sólo podría nacer en el mar y la Escuela Náutica Mercante Capitán de Altura Antonio Gómez Maqueo puede presumir que nació flotando sobre un mar que miraba a Mazatlán.
El 8 de marzo de 1880 se publicó un decreto del Gobierno federal que anunciaba la creación de la escuela náutica y a falta de instalaciones se utilizó el buque de guerra México para impartir clases a los primeros estudiantes.
Desde entonces, la escuela inició un largo peregrinaje para bajar a tierra, sobrevivir en diversos edificios prestados y cambiar de destino según las necesidades del País en una época salpicada por guerras mundiales y enormes necesidades económicas.
En 1939 se consiguió establecer la escuela en el lugar que hoy ocupa, un sitio alejado de la zona urbana de aquellos tiempos, y cuando parecía que la escuela por fin podría crecer en paz inició la Segunda Guerra Mundial y de 1941 a 1948 se convirtió en Escuela Naval Militar del Pacífico.
Después de la guerra, el edificio se convirtió en la Escuela de Clases y Marinería, todavía en manos de la Armada de México, hasta que el 1 de febrero de 1958 reinició sus actividades como formadora de marinos mercantes.
Desde entonces se han formado 2 mil 220 pilotos e ingenieros de máquinas que recorren los mares del mundo o forman parte de importantes empresas en México y el extranjero.
Actualmente estudian ahí 352 alumnos, el 60 por ciento son mazatlecos, y en sus 130 años de formación, la Escuela Náutica de Mazatlán puede presumir que es la más antigua de Latinoamérica en su tipo y la que mejor reconocimiento alcanza en México.
"Donde exista un barco mercante en el mundo puede haber un egresado de la Náutica de Mazatlán", asegura Eugenio Soler Osuna, director de una escuela que se prepara para celebrar sus primeros largos y productivos 130 años.

UNA VENTANA AL MUNDO
Como una "ventana al mundo" que puede llevar a un joven mexicano hasta donde él se lo proponga, calificó Carlos Rodríguez Naya a la Escuela Náutica Mercante Capitán de Altura Antonio Gómez Maqueo.
Con una vida dedicada a la escuela que lo recibió como estudiante y que le dio la formación necesaria para que se convirtiera en un exitoso ingeniero mecánico naval y después en empresario, Rodríguez Naya decidió invertir su tiempo y su dinero en la institución como agradecimiento.
De estudiante pasó a maestro, a responsable de carrera y de su bolsillo ha salido el dinero para pagar la carrera de decenas de estudiantes que hoy son marineros o empresarios.
La cosecha es merecida y puntual, de diversos rincones del mundo, las cartas y tarjetas postales le marcan las rutas que siguieron los alumnos que ayudó a convertir en hombres y mujeres de bien.
La relación entre Rodríguez Naya y la Escuela Náutica de Mazatlán comenzó en 1960, cuando llegó desde Tepic, para acompañar a su hermana a participar en un Baile de la Primavera en Mazatlán; ella se convirtió en reina y él conoció la escuela con la que se casaría para siempre.
"Fui al baile en el Club Muralla, me gustó el ambiente, era otro Mazatlán, y decidí venirme", recuerda Rodríguez Naya.
Su primer encuentro con la disciplina de la escuela fue difícil para el especialista en aire acondicionado, pero asegura que ese orden le permitió enfrentar la vida de manera exitosa.
"De la escuela nos mandaron al Cañonero Potosí, fuimos de las tres escuelas, Veracruz, Tampico y Mazatlán, pero ellos no se adaptaron nunca a estar en el barco porque eran externos, no estaban adaptados, les faltaba mucha disciplina".
Sus recuerdos lo llevan a sus primeros barcos donde realizó prácticas entre calderas que producían temperaturas de 60 a 70 grados centígrados y donde se veían obligados a tomar pastillas de sal cada cuatro o cinco horas, para evitar una deshidratación.
Rodríguez Naya asegura que una de las principales ventajas de la Escuela Náutica es que prepara a ingenieros y a pilotos para resolver problemas arriba del buque, sin necesidad de llevar el buque a un taller, lo que ahorra grandes recursos a las navieras y puede salvar vidas.
"En la escuela aprendes a volverte mecánico, eres un ingeniero que se ensucia las manos, aprendes en los talleres a resolver problemas. Hay ocasiones en que la empresa busca un taller, pero nuestra obligación es resolver los problemas en el buque, eso nos ha abierto las puertas de las navieras en todo el mundo".
Después de siete años en el mar, el ingeniero decide hacer familia y regresa a tierra donde acepta el reto de dirigir una empresa mazatleca de aires acondicionados y no sólo la rescata, termina comprándola.
Al mismo tiempo, acepta convertirse en sinodal en un examen de la Escuela Náutica e inicia una colaboración con los estudiantes, era el año de 1970, dos años después era maestro de tiempo completo, algo que sigue haciendo en la actualidad aunque con menos horas.
Desde 1978 ni siquiera cobra sueldo en la Escuela Náutica, y con el tiempo decide pagar de su bolsillo decenas de becas que cubren los 18 mil pesos semestrales de la colegiatura de un estudiante.
Rodríguez Naya habla de la Náutica como una hermosa mujer a la que jamás podría abandonar, el orgullo con el que nutre sus palabras cuando se refiere a ella habla de un ejemplo de gratitud que miles de náuticos están listos para celebrar hoy.


...Y DE UN MILITAR
La Escuela Náutica de Mazatlán nació para formar marinos mercantes, pero su refundador fue un militar naval, el Capitán de Altura Antonio Gómez Maqueo.
Aunque estaba destinado para hacer historia en Mazatlán, Gómez Maqueo nació muy lejos del puerto, en las alturas de Orizaba, Veracruz, el 31 de marzo de 1890.
De ahí bajó para estudiar en la Escuela Naval Militar de Veracruz, donde se graduó en 1910, y después de sobrevivir a los ajetreados años de la Revolución Mexicana se enroló en la marina mercante.
En 1936 fue designado como director de la Escuela Náutica de Mazatlán e inició los planes para la construcción del edificio principal de la institución, que se inauguró en 1939.
Además de la construcción del edifico, Gómez Maqueo profesionalizó el sistema de estudios de la institución y le dio el impulso definitivo que la convertiría en los siguientes años en la escuela náutica mercante más importante del País.
Gómez Maqueo dejó la escuela después de que pasó a manos de la Armada de México, durante la Segunda Guerra Mundial, se trasladó a la Ciudad de México y murió en 1944.



1857
El Presidente Ignacio Comonfort decreta la creación de dos escuelas náuticas, una en Mazatlán y la otra en Veracruz, pero nunca llegan a funcionar.

1880
Se publica el decreto que creó las escuelas náuticas de Campeche y Mazatlán.

1888
Inicia clases la Escuela Náutica de Mazatlán en el buque de guerra México.

1894
La escuela abandona el buque, que se hunde frente a Mazatlán.

1921
Abre sus puertas la escuela en un edificio de la Calle del Arsenal, hoy Venustiano Carranza.

1936
Es designado como director el Capitán de Altura Antonio Gómez Maqueo.

1939
Se inaugura el edificio principal de al actual escuela.

1941
La Armada de México toma el control de la escuela y la convierte en la Escuela Naval Militar del Pacífico.

1944
Muere Antonio Gómez Maqueo en la Ciudad de México.

1948
Se convierte en la Escuela de Clases y Marinería.

1958
La escuela reabre sus puertas a la marina mercante y recibe el nombre de Escuela Náutica Mercante Capitán de Altura Antonio Gómez Maqueo.

1980
Ingresan a la escuela las primeras mujeres.

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