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miércoles, 25 de agosto de 2010

¿Una amenaza para el Canal de Panamá?

Fuente: RNW
La ruta ártica facilita por vez primera que un navío petrolero ruso navegue sin escalas a China y, por tanto, se convierte en un reto para el Canal de Panamá.


Durante más de un siglo, el Canal de Panamá ha determinado el tránsito interoceánico de buques de mercaderías del mundo entero, pero su valor estratégico podría cambiar en el corto plazo.


Rusia se encuentra a la vanguardia de expediciones marítimas en la denominada ruta ártica, la arteria glacial que, debido al calentamiento del planeta, empieza a ser transitable.

Impracticable durante siglos, el desarrollo de una ruta ártica es ahora probable por el derretimiento de los hielos polares.

De hecho, se espera que los bancos de hielo desaparezcan por completo aproximadamente durante el verano del 2050, algo que revolucionaría el transporte marítimo internacional.

Moscú lo sabe y se adelanta. El anuncio de que el barco petrolero Baltika ha iniciado un periplo marítimo hacia China, sin escalas y ahorrando, por lo menos, nueve mil kilómetros de viaje utilizando la ruta ártica, sienta un importante precedente.

El Kremlin busca la factibilidad del transporte de hidrocarburos de manera "regular, segura y económicamente viable" a través de la vía marítima del norte glacial hacia los mercados del sudeste asiático.

La ruta tradicional por el Canal de Suez implica más de 22 mil kilómetros de viaje, y ha dejado de ser rentable ante la inminente utilización de la ártica.

De acuerdo con los planes de Moscú, hacia el 2020 "la principal potencia del Ártico deberá ser Rusia, porque esta vía permitirá alcanzar los mercados asiáticos en plena expansión, demandantes de hidrocarburos".

Pero los intereses de Rusia empiezan también a preocupar, no de forma alarmante pero sí moderada, a las autoridades del Canal de Panamá. La que fuese la principal arteria interoceánica por más de un siglo podría quedar en una posición de jaque de consolidarse la vía ártica.

"No es algo que vaya a ocurrir a corto plazo, pero sí algo que tenemos que valorar. Calculamos cincuenta años de tiempo antes de que la ruta ártica pueda ser completamente navegable," explica Jorge Espinosa, Gerente de Recursos Hídricos del Canal de Panamá.

Espinosa señala que la ártica es una ruta que se mueve por el archipiélago canadiense, "llena de pequeños pasos repletos de hielo. Pero a pesar del deshielo, quedan fragmentos flotantes".

"Para el Canal de Panamá sería una amenaza si se llegan a mover barcos porta-contenedores de gran tamaño por la ruta ártica," reconoce Jorge Espinosa.

Sin embargo, relativiza al analizar la cantidad de puertos que hay a lo largo de la ruta ártica. "Ahora es un área inhóspita, con pocas facilidades".
A esta situación se le suma la gobernabilidad geopolítica de la ruta, asunto pendiente que se disputan Canadá, Rusia y Estados Unidos, "algo muy polémico que está lejos de ser resuelto," comenta Espinosa.

Además, el hielo no es el único problema de la ruta ártica. Durante seis meses al año, la ruta está a oscuras y la noche ártica lo devora todo. "Quiere decir que las condiciones que tendrían que soportar las tripulaciones serían muy duras y difíciles," en opinión de Espinosa.

Por lo pronto, el Canal de Panamá sigue con el calendario de una millonaria ampliación que, de concretarse, permitirá la navegación de enormes buques de carga, cuya dimensión actual y peso no son compatibles con las capacidades e infraestructura del canal interoceánico.

La ruta ártica, entretanto, seguirá siendo vista como una interesante alternativa marítima.

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