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martes, 16 de noviembre de 2010

“CUANDO LA MAR SUENA …

REFLEXIÓN MATUTINA.

Tetraheroica Veracruz el 14 de noviembre de 2010.

Con motivo de la celebración del “Día de la Gente de Mar”, el destacado marino mercante mexicano, galardonado internacionalmente, inventor, escritor y ambientalista Luís Martínez Wolf, recibió en el World Trade Center de la Ciudad de México de manos del Presidente de México Felipe Calderón – a quien millones de mexicanos consideran como espurio – el reconocimiento a su destacada labor dentro del ambiente marino nacional e internacional.

“CUANDO LA MAR SUENA …

POR: Edwin Corona y Cepeda.
Instructor Internacional de Buceo.

Este reconocimiento, estoy seguro de ello, no hubieses sido posible si tan destacado marino mexicano hubiese estudiado actualmente en cualquiera de las Escuelas Náuticas Mercantes, que bajo la égida del Fideicomiso para la Formación y Capacitación del Personal de la Marina Mercante,(FIDENA) mismo que depende de la Dirección General de Marina Mercante de la Secretaria de Comunicaciones y Transporte, es el invisible responsable de la actual situación caótica por la que atraviesa la enseñanza náutica mercante de nuestro país.

Y es que los supuestos fideicomisos, nacidos durante el nefasto período del echeverriato, solo han sido tapadera legal de corrupción, caos académico y malos manejos de los recursos asignados y basta señalar para confirmar, que en el caso de las Escuelas Náuticas Mercantes, en el pago de los alumnos (más o menos 4 mil pesos mensuales) se encuentra incluida la alimentación, pero el servicio de comedor concesionado a terceros, recibe del fideicomiso aludido únicamente el pago por platillo servido, aunque aquí se observan ciertos destellos irregulares, como en el caso de alumnos que no desayunan con tal de dormir un poco más, o bien aquellos que se “avientan” un “chesco” y una torta durante el “recreo” , y que no asisten a la comida. Obviamente, los servicios no prestados no se descuentan de la mensualidad y los excedentes quedan a favor del vencedor, pero, ¿quién es en este caso?: Secreto guardado en un mutismo absoluto.

La enseñanza casi castrense que forjó a Martínez Wolf en su vida civil y naval, prácticamente ha desaparecido de los planteles de enseñanza náutica mercante, ya que la Rectoría, o sea quién encabeza tanto la docencia académica como la vida disciplinaria de las diversas escuelas náuticas del país desde la Ciudad de México, argumenta que estas “no son planteles militares” y contradice este enunciado el hecho irrecusable de que la disciplina no es solo privativa de la vida castrense y que esta existe lo mismo en instituciones de enseñanza civil que religiosa. Y lo grave del asunto es que cuando los recién egresados salen a navegar, acostumbrados al relajo y al despiporre, la indisciplina y el desmadre, se topan con que, tanto a bordo como en trabajos portuarios, se establecen turnos obligatorios, si, obligatorios, de guardias y allí no vale la broma, el chacoteo, ni el desorden, ni la falta de respeto a la hora de rendir homenaje a nuestro lábaro patrio, ni la deserción a clases. Y esta disciplina, los viejos marinos como Martínez Wolf, la aquilataron desde jóvenes y la practican cotidianamente.

Y si a algún docente o mando superior se le ocurre arrestar a algún alumno y confinarle la boleta respectiva para que permanezca en el plantel en servicio de “imaginaria” o “fajina” por un fin de semana, basta con ocurrir a cualquier superior jerárquico o sea de mayor grado que el que emitió la boleta de arresto, para que este, argumentado que existen razones de pe$o sobradamente conocidas y declarando violación a los derechos humanos del alumno, levante el castigo y además, como ya lo vimos, quede a favor del vencedor el excedente de los alimentos que el supuesto infractor consumiría durante su pena.

Aprovechando esta situación – que en tiempos de Martínez Wof resultaba intolerable – un grupo de alumnos se confabularon para exigir, bajo el pretexto de malos tratos, incapacidad y amenaza de huelga, el retiro de una maestra, con más de 10 años de docencia, aduciendo que “no le entendían” y que “no les gustaba como los trataba”. Pero lo peor de todo es que les hicieron caso y la mentora, con todo y su título profesional y su antigüedad, hoy trabaja de empacadora en una tienda de auto servicio.

Otro caso concreto y digno de investigar es el ocurrido en la Escuela Náutica Mercante de Mazatlán, donde a los alumnos que no estaban al corriente en el pago de su mensualidad, se acordó en no permitirles la salida durante el fin de semana “largo” con el que se conmemoraría el Aniversario de la Revolución (20 de noviembre),: Al ser enterados de que prácticamente quedarían “secuestrados”, algunos de los alumnos se movilizaron con familiares y amigos para cubrir el adeudo y los que no contaron con esas facilidades, recurrieron a influencias y sin más, ni más, se les levantó el impositivo, ya que, primero está la chuleta y después la disciplina.

Desde el punto de vista académico, basta con ver los planes de estudio de posgrado de las diferentes escuelas náuticas del país, para considerar que la Rectoría, si es que se preocupa de ello, no gobierna por igual las tres escuelas náuticas a su cargo (Mazatlán, Veracruz y Tampico).

En Mazatlán, por ejemplo, se contratan maestros, por horas que son los que imparten los cursos de posgrado y si existen postulantes, este se imparte.

En Veracruz, sucede lo contrario, ya que haya o no participantes, los supuestos mentores de todas maneras cobran. Cayendo el muerto y soltando el llanto.

Se han dado casos, también, de los llamados “instructores foráneos”, algunos de los cuales saben que la mar es salada, porque así lo dice una canción, y estos cobran una buena “mochada” por cada participante e incluso algunos de estos “cursos” se imparten fuera de las instalaciones académicas del plantel y se incluye a personal subalterno o afín. Se comenta que algunos de estos estudios, cuyo costo varía entre 3 y 10 mil pesos por participante, han llegado a tener hasta 300 aspirantes.

Y no para allí la desagradable situación por la que atraviesa la desorganizada docencia de las escuelas náuticas, sobre todo en el desarrollo del deporte marítimo esencial como lo es la natación y el buceo, soslayando el remo, canotaje, navegación a vela y kayakismo, imprescindibles en la formación y conocimientos náuticos de los marinos mercantes.

Ahora bien y es un motivo más de reflexión sobre lo que ocurre con nuestros futuros marinos mercantes, si se ha demostrado la ineficacia y corrupción de los fideicomisos, ¿porque este subsiste para la enseñanza náutica mercante en la SCT?, ¿Acaso existe, también, en la misma dependencia oficial un fideicomiso relacionado con la Dirección de Aeronáutica Civil para la preparación de los pilotos?, ¿La Dirección del Transporte de dicha Secretaría tiene un fideicomiso para los chóferes?,. o ¿la SSA lo tiene para preparar a los futuros médicos y enfermeras?, ¿o la SRE para capacitar a sus diplomáticos y embajadores?, o ¿la SHCP pata sus auditores e inspectores?.

Tal vez estos poco claros manejos y la actitud de los nuevos directores y sus “asesores”, y “fauna de acompañamiento” que se constituye por guapas capitanas o jovencitos inexpertos pero de muy buena presentación, y a los que se les ha dado la responsabilidad de manejar diversas Direcciones que exigen de conocimientos, pero sobre todo de experiencia, como la que, durante toda su trayectoria, tanto náutica como civil, ha manifestado el Ing. Luis Martínez Wolf.

Quizás por todas estas razones y muchas más que desconozco, pero intuyó, es que el Capitán de Altura, Manuel Vargas Cernas, marino mercante que ha navegado en los 7 mares y con más de 40 años de experiencia, renunciase al importante cargo de Subdirector de la Escuela Náutica Mercante de Mazatlán y que, además de la inesperada y repentina renuncia del Capitán Vargas Cerna, estén a punto de hacerlo “por motivos de salud” el Comandante de Alumnos, el Doctor jefe de los Servicios Médicos, y el Encargado del Departamento de Posgrado.

“Cuando la mar suena… agua lleva”.

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